¿REALMENTE EXISTE LA FOBIA SOCIAL?
Seguro que la mayor parte de las personas invitadas a una fiesta de cumpleaños se alegran de la celebración de tal evento, que ven como la ocasión perfecta para divertirse, ver a sus amigos y pasar un buen rato.
Pero seguro que también hay alguna persona para la que esa invitación será un auténtico motivo de ansiedad, de nerviosismo y de angustia, sensaciones que irán en aumento según se acerque el día señalado.
¿Estamos ante un caso de fobia social? ¿Realmente hay personas a las que les cuesta tanto enfrentarse a situaciones sociales tan aparentemente normales?
Hablemos antes de las habilidades sociales
Las habilidades sociales son un conjunto de conductas aprendidas por los individuos de manera natural que permiten que se puedan producir las relaciones interpersonales. Aunque a algunas personas les pueda parecer extraño, hay otras que no se desenvuelven todo lo bien que les gustaría con otras personas. Y esto tiene que ver con sus habilidades sociales. Puede ser que una persona tenga:
Déficit de aprendizaje de esas habilidades sociales (no ha conseguido adquirir esas habilidades sociales de forma natural como el resto de personas).
Fallo en la discriminación de esas habilidades sociales (no es capaz de distinguir cuándo son apropiadas unas u otras).
Inhibición de respuesta (aunque posee esas habilidades se bloquea, se angustia y no es capaz de ponerlas en práctica).
Cada una de estas cuestiones pueden hacer que una persona tenga dificultades para relacionarse con los demás. Aunque es la tercera de ellas la que suele causar que una persona evite relacionarse ante el estrés y la ansiedad que le produce saber que no va a ser capaz de desenvolverse con naturalidad.
¿A qué llamamos fobia social?
La fobia social es un trastorno psicológico que se caracteriza por sentir un miedo intenso e irracional hacia cualquier situación que implique relacionarse con otras personas.
Quienes la experimentan, llegan a sufrir síntomas físicos (taquicardias, mareos, sudoración, tensión muscular, ruboración…) así como otros de índole psicológica (ansiedad, nerviosismo, estrés…) que les llevan a preferir evitar los encuentros sociales o a reducirlos al mínimo.
Obviamente, este trastorno puede llegar a alterar notablemente la vida de una persona. Hay pacientes con fobia social que tienen serias dificultades para desarrollar un puesto de trabajo por el simple hecho de que este implica relacionarse, aunque sea, con un reducido número de personas.
Los humanos somos seres sociales, hemos crecido y evolucionado en sociedad y como tales, no tendríamos que tener grandes dificultades para convivir rodeados de otras personas. Sin embargo, quienes sufren fobia social y se ven obligados a vivir situaciones sociales inevitables, lo hacen con gran malestar, con poca destreza social y sufriendo en exceso. Quien no es capaz de relacionarse con otros iguales con naturalidad y pasa por lo que acabamos de describir, tiene un problema que debe ser tratado por expertos.
La necesidad de ponerse en manos expertas
En muchos casos, ese enorme malestar y ansiedad con el que afrontan las situaciones sociales se debe a:
una baja autoestima
a intensos temores sobre la evaluación que reciben de los demás
a un excesivo sentido del ridículo.
Todo ello experimentado a niveles extremos e irracionales que hace que la gestión de esos sentimientos se vuelva imposible.
La fobia social, como trastorno desadaptativo, debe ser diagnosticada por profesionales. Hoy en día, se calcula que entre un 3% y un 13% de la población adulta la sufre en nuestro país.